En una de sus guerras, Alí derribó a un hombre
y se arrodilló sobre su pecho para decapitarlo. El hombre le escupió en la
cara. Alí se incorporó y lo dejó. Cuando le preguntaron por qué había hecho
eso, respondió:
-Me escupió en la cara y temí
matarlo estando yo enojado. Sólo quiero matar a mis enemigos estando puro ante
Dios.